lunes, 4 de julio de 2016

La hora de la comunicación

En la búsqueda de responsables a una crisis económica desatada contra el pueblo venezolano por los intereses imperialistas y ultraderechistas nacionales e internacionales se difunde intensivamente en todos los ámbitos la interesada especie opositora que señala al Gobierno Nacional como “el causante de la misma”.
La mas descomunal inversión de recursos y esfuerzos jamás conocida en la historia de los medios de comunicación se lleva a cabo para colocar como culpable del padecimiento del pueblo precisamente a quien ha generado de manera consistente, y con la tenacidad con la que ningún Gobierno lo haya hecho nunca, una elevación sustancial en la calidad de vida de los venezolanos.
Una nueva y muy poderosa herramienta, surgida del constante evolucionar del conocimiento humano, ha sido factor mas que determinante en esa inusual realidad, creada y modificada de manera permanente por los medios de comunicación.
Ni la televisión, ni la radio ni la prensa escrita son medios neutrales, que informan el acontecer noticioso de manera objetiva y descontaminada. No pueden serlo. Los medios son empresas privadas cuyo comportamiento responde a los intereses de sus accionistas y no al del periodismo objetivo y veraz, fundado en auténticos principios éticos o de correcto ejercicio profesional.
El modelo capitalista y su lógica del libre mercado han logrado posicionar en la sociedad que el medio de comunicación, así concebido, sería una suerte de aliado indispensable para la vida plena de la población, cuando en realidad es todo lo contrario.
El medio de comunicación no existe sino para darle asiento a un modelo atrofiado que jamás supo (ni estuvo interesado) en responder a las verdaderas necesidades de la población. A través del tiempo, el medio impuso criterios y formas de pensar y de comprender el universo que estaban siempre asociadas a esos intereses corporativos de quienes secuestraron ese gran avance del ser humano para convertirlo en base de sustentación del modelo neoliberal capitalista.
Según su propia y muy particular lógica, la verdad no es un derecho humano universal, como los establecen la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y todos los demás tratados y leyes internacionales relativos a la libertad de pensamiento sino un producto propiedad de los medios de comunicación, que debe ser ejercido, regulado y controlado por los dueños de los medios sin interferencia de ninguna instancia de la sociedad.
Por eso en el enjundioso libro del investigador comunicacional Fernando Casado, Confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela, presentado esta semana en el país en el contexto del Congreso de la Patria/Capítulo Comunicación, surge como dato revelador de esa innegable verdad del medio como instrumento al servicio del interés del capitalismo el hecho de la indisposición o negativa de los grandes medios de comunicación estadounidenses a responder las preguntas que el autor les hace a sus periodistas para establecer la pretendida credibilidad de sus fuentes en la guerra que esos medios han desatado contra Venezuela y su Gobierno constitucional.
Dice el Dr. Casado en el texto: “Se intentó contactar con periodistas de los principales diarios de EEUU (The Washington Post, The Wall Street Journal y The New York Times), así como con la agencia de noticias Associated Press (AP), pero ninguno contestó las decenas de correos electrónicos y peticiones que se les realizaron por distintas vías. Los periodistas, editorialistas, y creadores de opinión estadounidenses siempre se negaron a comentar los artículos por ellos publicados”.
Sin embargo, mas de 100 exhaustivos testimonios de periodistas de medios de habla hispana, latinoamericanos y europeos en ese libro, como: El Tiempo de Colombia, El espectador de Colombia, Clarín de Argentina, La Nación de Argentina, El Mercurio de Chile, El Comercio de Ecuador, ABC Color de Paraguay, El Universal de México, El País de España, El Mundo de España, y ABC de España, así como del diario Le Fígaro de Francia, dan cuenta de la perfecta simetría de la orientación contrarrevolucionaria de las corporaciones mediáticas privadas hoy en el mundo.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro lo tiene totalmente claro, tal como él mismo lo expresara la semana pasada en el Teatro Teresa Carreño frente a los miles de comunicadores populares, periodistas y trabajadores de los medios que participaron durante semanas en los encuentros nacionales de comunicación realizados en el país.
“Yo creo que estamos en el mejor momento de la batalla comunicacional (…) guiados por conceptos elaborados en colectivo, a partir de asambleas. El Congreso de la Patria asume las riendas colectivas de la batalla por la verdad de Venezuela”, decía el Primer Mandatario en el evento, estableciendo la naturaleza singularísima y profundamente revolucionaria de un fenómeno único en el mundo en el cual la sociedad entera, por medio de sus legítimos voceros comunicacionales, debate el tema de la libertad de expresión y de la democratización de los medios como eje central de la batalla por la justicia y la igualdad social que propone el socialismo bolivariano, así como las fórmulas de la nueva simbología, la nueva semántica, la nueva forma de hacer comunicación para los pueblos que debe surgir de esa avanzada concepción de sociedad que se funda en el espíritu y el ideario del comandante Hugo Chávez”.
A través de cinco líneas maestras establecidas como orientación por el Jefe del Estado, la Revolución asume a partir de este momento la responsabilidad de impulsar desde Venezuela y hacia el mundo los nuevos mecanismos de desmontaje de la mentira contra nuestro país, apoyándose en el uso extenso e intensivo de las nuevas tecnologías de la comunicación que permitan hacer ver de manera inobjetable la verdad del pueblo venezolano.
“Cuando decimos defender la verdad –sostiene- decimos defender la verdad integral; todo lo que hemos avanzado en educación, en cultura, en infraestructura, en vivienda, en alimentación, en deporte, en derecho a la recreación y a la vida, en salud pública, en dignidad, en independencia, en democracia participativa y protagónica”.
Ernesto Villegas, coordinador del Congreso de la Patria/Capítulo Comunicación, lo expresó con vehemencia y sentido orgullo: “Es la primera vez que de esa manera, en forma nacional, sin que medie un carnet, porque aquí hay periodistas con carnet del Colegio Nacional de Periodistas y periodistas que no tienen ningún carnet, comunicadores populares, hombres y mujeres de la comunicación, reunidos todos y todas como uno solo, primera vez que se da una reunión de este tipo”.
Dirigiéndose al Presidente de todos los venezolanos, Villegas reafirmó el carácter redentor de esa propuesta chavista que la derecha pretende desfigurar a través de su artera e inmisericorde guerra contra el pueblo venezolano. “Me atrevo a recoger –decía- el espíritu de las Asambleas que se han realizado en todo el país, para decirle que estos comunicadores y comunicadoras están a la orden de la política de diálogo que usted ha puesto sobre la mesa, sobre la agenda nacional. El diálogo es consustancial a la comunicación, no es concebible una comunicación al servicio de la guerra, de la destrucción entre unos y otros. Nosotros reivindicamos el valor de la palabra. Que se suelte la palabra de todo nuestro pueblo en todos los espacios”.
Es evidente que lo que las corporaciones mediáticas persiguen destruir en la mente de los pueblos no es solo el modelo económico socialista que impulsa la Revolución Bolivariana, que a medida que avanza en la conciencia de la gente deja al desnudo las injusticias y la inhumana perversidad del capitalismo, sino la fuerza vitalizadora y edificante que comprende una idea tan sublime y maravillosa como la de una comunicación al servicio de la verdad verdadera y no la verdad del vil dinero.
T/Alberto Aranguibel B.
@SoyAranguibel
F/Cortesía
Caracas

No hay comentarios:

Publicar un comentario